




Resistencia al borrado es una serie de piezas en formato GIF que abordan la violencia simbólica y económica ejercida sobre las disidencias en el campo del arte. Estas imágenes operan como interrupciones: gestos que se rehúsan a desaparecer.
La serie surge desde una conciencia crítica de los mecanismos de legitimación artística: ¿quién valida?, ¿quién conserva?, ¿quién financia?, ¿quién excluye? Aunque hoy existe mayor visibilidad para el arte hecho por mujeres y disidencias, persiste una economía del reconocimiento que margina, silencia y borra sistemáticamente otras formas de creación.
Las obras más caras de la historia siguen perteneciendo, en su mayoría, a hombres. Esta serie busca incomodar esa lógica. Se resiste al archivo cerrado, a la institucionalización, al mercado que vendió lo “feminista” como etiqueta, pero que continúa relegando lo disidente como exceso, como falla, como pobreza.
En un circuito que celebra la diversidad en la superficie pero sigue negando agencia económica y narrativa a muchas, esta obra insiste: lo que no se colecciona, también existe.
La serie surge desde una conciencia crítica de los mecanismos de legitimación artística: ¿quién valida?, ¿quién conserva?, ¿quién financia?, ¿quién excluye? Aunque hoy existe mayor visibilidad para el arte hecho por mujeres y disidencias, persiste una economía del reconocimiento que margina, silencia y borra sistemáticamente otras formas de creación.
Las obras más caras de la historia siguen perteneciendo, en su mayoría, a hombres. Esta serie busca incomodar esa lógica. Se resiste al archivo cerrado, a la institucionalización, al mercado que vendió lo “feminista” como etiqueta, pero que continúa relegando lo disidente como exceso, como falla, como pobreza.
En un circuito que celebra la diversidad en la superficie pero sigue negando agencia económica y narrativa a muchas, esta obra insiste: lo que no se colecciona, también existe.
Resistance to Erasure is a series of GIF-based pieces that address the symbolic and economic violence exerted on dissident bodies in the art world. These images function as interruptions—gestures that refuse to disappear.
The series emerges from a critical awareness of the mechanisms of artistic legitimization: Who validates? Who preserves? Who funds? Who excludes? While there is greater visibility today for art made by women and dissident identities, a recognition economy still persists—one that marginalizes, silences, and systematically erases other forms of creation.
The most expensive artworks in history still mostly belong to men. This series seeks to unsettle that logic. It resists the closed archive, the uncritical institution, and the market that sold “feminist” as a label, yet continues to relegate dissidence as excess, as flaw, as poverty.
In a circuit that celebrates diversity on the surface while continuing to deny economic and narrative agency to many, this work insists: what is not collected, still exists.
The series emerges from a critical awareness of the mechanisms of artistic legitimization: Who validates? Who preserves? Who funds? Who excludes? While there is greater visibility today for art made by women and dissident identities, a recognition economy still persists—one that marginalizes, silences, and systematically erases other forms of creation.
The most expensive artworks in history still mostly belong to men. This series seeks to unsettle that logic. It resists the closed archive, the uncritical institution, and the market that sold “feminist” as a label, yet continues to relegate dissidence as excess, as flaw, as poverty.
In a circuit that celebrates diversity on the surface while continuing to deny economic and narrative agency to many, this work insists: what is not collected, still exists.
︎Menu